Pese a todo, en Windsor aún había esperanza. Pero entonces llegó el temido anuncio: el lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó la imposición de aranceles a los productos canadienses, sumiendo en la consternación a los residentes de esta ciudad fronteriza.
La incertidumbre se transformó en temor en Windsor tras el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de aranceles a los productos canadienses. La noticia ha generado una ola de preocupación en esta ciudad fronteriza, clave para la industria automotriz, donde miles de empleos dependen del comercio con su vecino del sur.
Con 250,000 habitantes y ubicada frente a Detroit, Windsor es el corazón de la manufactura automotriz canadiense. Sin embargo, los nuevos aranceles del 25% sobre productos canadienses y mexicanos ponen en riesgo la estabilidad económica de la región, afectando tanto a grandes fabricantes como Stellantis y Ford, como a cientos de empresas subcontratadas.
“Estamos todos aterrorizados”, expresó Joel Soleski, trabajador de Stellantis, quien teme perder su empleo tras la entrada en vigor de las nuevas tarifas. Según un informe de Moody’s, el 40% de los autos que Stellantis vende en Estados Unidos se fabrican en Canadá y México, lo que convierte a la empresa en una de las más vulnerables ante estas medidas.
La tensión crece entre los trabajadores del sector, quienes ven en peligro no solo sus empleos, sino toda una estructura económica que durante décadas ha funcionado con fluidez. “No tiene sentido”, afirmó John D’Agnolo, presidente del sindicato de trabajadores de Ford en Canadá, quien advierte que los primeros despidos podrían darse en pocas semanas y que, a largo plazo, los costos para los consumidores estadounidenses aumentarán.
El impacto podría extenderse a más de 2 millones de empleos en Canadá, incluyendo 500,000 en Ontario, la provincia más afectada. Christina Grossi, empleada de Ford, se mostró conmocionada: “Llevamos 100 años haciendo esto. Es aterrador”.
Ante el impacto inminente, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, advirtió que su gobierno tomará medidas en respuesta. “Si quieren intentar destruir Ontario, haré todo lo posible para detenerlos, incluido cortarles la energía”, declaró.
Mientras Canadá evalúa su próximo movimiento, la histórica relación comercial entre ambos países enfrenta una de sus mayores crisis, poniendo en riesgo miles de millones de dólares en intercambios transfronter.