Óscar Balderas y David Saucedo coinciden en que el asesinato de los colaboradores de Clara Brugada fue ejecutado con lógica del narco
A plena luz del día, en una de las avenidas más transitadas de la capital y mientras la presidenta ofrecía su conferencia matutina, dos personas fueron asesinadas con precisión quirúrgica. No eran ciudadanos “anónimos”: eran Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores cercanos de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada.
La magnitud del ataque, la manera en que fue ejecutado y el perfil institucional de las víctimas encendieron las alertas. Aunque las autoridades no han especulado sobre la probabilidad de que el crimen organizado esté detrás, especialistas en temas de seguridad han coincidido que tiene signos claros de serlo.
En entrevista con Ana Francisca Vega para MVS Noticias, el periodista Óscar Balderas señaló que existen “todos los elementos para pensar que se trata de un asesinato en el que está involucrado el crimen organizado”.
Destacó que el modo de actuar de los responsables —su conocimiento de la rutina de las víctimas, la espera en un punto preestablecido y el diseño de la ruta de escape— no corresponde con un ataque improvisado.
David Saucedo, en conversación con Adela Micha para La Saga, coincidió en el análisis. Dijo que, por el tipo de arma empleada, la distribución de los impactos y la forma en que el sicario se aproximó al vehículo, todo apunta a una ejecución por encargo, propia de estructuras criminales con capacidad táctica y recursos.
Balderas subrayó el peso simbólico del atentado: ocurrió durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, y en una vialidad emblemática de la capital. “Lo hacen a la hora en la que la presidenta está en una mañanera, lo cual yo me imagino que alguien debió haber pensado que esto podía tener una repercusión incluso en vivo”, dijo el periodista.
Agregó que el crimen fue cometido en la alcaldía Benito Juárez, considerada una de las más seguras de la ciudad según mediciones oficiales, lo que refuerza la intencionalidad del acto como mensaje.
Para Saucedo, este tipo de crímenes busca enviar señales al poder. Explicó que “los ataques dirigidos en contra de colaboradores cercanos de integrantes de la élite política son con el objeto de mandar un mensaje para presionar a las autoridades para ceder en favor de intereses criminales”.
Ambos expertos coincidieron en que las víctimas eran blancos estratégicos. Balderas expuso el detalle de que José Muñoz fungía como enlace entre la policía capitalina y el Palacio del Ayuntamiento, mientras que Ximena Guzmán tenía acceso directo a la agenda y decisiones de la jefa de Gobierno.
Según Saucedo, la ejecución mostró un nivel de profesionalismo elevado: disparos a corta distancia, múltiples ángulos y una trayectoria diseñada para asegurar la muerte de la conductora del vehículo. Afirmó que es probable que los agresores hayan cambiado de vehículo en un punto ciego, como parte de una operación que evadió el sistema de videovigilancia, algo que los grupos criminales conocen de antemano.
En su análisis, David Saucedo advirtió que una docena de organizaciones criminalesopera en la Ciudad de México, entre ellas las más importantes son La Unión Tepito, Los Rodolfos, La Anti-Unión y el Cártel de Tláhuac.
Todas, dijo, actúan con respaldo de macroestructuras como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Nueva Familia Michoacana y el Cártel de Sinaloa.
“La zona metropolitana es la de más alto consumo en todo el país de drogas ilícitas. De ahí que sea para los grupos que se dedican al narcomenudeo la joya de la corona”, dijo.
A esta lectura se sumó el periodista Óscar Balderas, quien recordó que solo unas pocas organizaciones criminales en el país tienen la capacidad de ejecutar operaciones de alto impacto en zonas urbanas densamente vigiladas.
Mencionó expresamente al CJNG como ejemplo de ese nivel de sofisticación, al evocar el atentado contra el secretario Omar García Harfuch en 2020.
Balderas advirtió que el gobierno de la ciudad no puede permitirse errores y la respuesta debe ser rápida, creíble y efectiva:“ Tiene que resolver rápido este crimen. No puede tardarse mucho tiempo porque el mensaje tiene que ser que el Estado está volcado a encontrar a los autores materiales e intelectuales”. Añadió que cualquier indicio de una detención errónea minaría la confianza pública.
El asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz, colaboradores cercanos de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, ha provocado consternación política y social. Ambos fueron atacados a balazos la mañana del martes 20 de mayo, mientras se encontraban a bordo de un vehículo particular sobre Calzada de Tlalpan, una de las arterias más transitadas de la capital.
De acuerdo con información oficial, Guzmán esperaba a su compañero en el automóvil —un Audi de color oscuro— estacionado a un costado de la avenida, en la colonia Moderna, alcaldía Benito Juárez.
Eran poco más de las 7:15 horas cuando un hombre se aproximó a pie y abrió fuego directamente contra el parabrisas del vehículo, hiriéndola de forma letal. En ese momento, Muñoz se disponía a abordar el coche, pero también fue atacado a balazos. Ambos perdieron la vida en el lugar.
El caso fue calificado como una “agresión directa” por parte de Brugada, quien lamentó públicamente la pérdida de sus colaboradores y se comprometió a impulsar el esclarecimiento total de los hechos.
Las investigaciones están a cargo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, que trabajan en coordinación con instancias federales. Aunque no se ha confirmado públicamente el móvil del crimen, las autoridades señalaron que analizan diversas líneas de investigación.
El doble homicidio ha generado una ola de condenas. La presidenta Claudia Sheinbaum, quien también militó con las víctimas en el partido Morena, expresó sus condolencias y aseguró que trabajaron con ella “desde hace mucho tiempo”.
Por su parte, Pablo Vázquez, secretario de Seguridad de la Ciudad de México, advirtió que “no habrá impunidad”, y representantes de las 16 alcaldías de la capital emitieron un comunicado conjunto exigiendo justicia.
Aunque la Ciudad de México mantiene índices de violencia más bajos que otras regiones del país, el caso resalta por sus implicaciones políticas. El último ataque de alto perfil contra un funcionario capitalino ocurrió en julio de 2024, cuando fue asesinado Milton Figueroa, jefe de operaciones especiales de la policía local.